Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua “escrachar” es un término coloquial procedente de Argentina y Uruguay que significa “romper, destruir, aplastar”.
El “escrache” surge en Argentina como protesta pacífica ante las casas de ex altos cargos del régimen militar, supuestamente implicados en desapariciones de ciudadanos e indultados por el gobierno de Carlos Menem. Pero fue en la época del “corralito” cuando se intensificó y cambió.
El escrache ha llegado a nuestro país hace poco con varios casos a políticos del PP protagonizados por miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que les responsabilizan de no hacer nada para parar los desahucios y les exigen la aprobación de la Iniciativa Legislativa Popular sobre este asunto.
El “escrache” no ha pasado inadvertido en la calle, aunque a veces, la palabra suena “rara”.
Uno de los primeros casos de escrache a políticos se realizó, durante más de cuarenta minutos, ante la casa del vicesecretario general del PP, Esteban Pons. Luego ha habido otros casos: a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saéz de Santamaría y a otros políticos regionales y locales.
La firma del alcalde de Fuenlabrada, Manuel Robles, es una de las que se aparecen en la Iniciativa Legislativa Popular de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca presentada ante el Congreso. Aunque cree sana la reivindicación del ciudadano, Robles, dice que hay que poner límites entre “la vida política y la familiar y personal”.
Muchos se preguntan hasta dónde puede llegar el escrache y si no hay peligro de rebasar una línea peligrosa. Desde IU, la portavoz de esta coalición en Getafe, María Luisa Gollerizo, lo defiende como movimiento pacífico de denuncia y concienciación. Afirma que la violencia, en este caso, la realiza quien compara el escrache con la kaleborroca.
El PP ha criticado fuertemente el escrache, no en vano, son los políticos de este partido los que lo están sufriendo. ¿Qué se siente cuando vives un escrache, cómo es la situación? El alcalde de Colmenar Viejo, Miguel Ángel Santamaría, lo vivía hace unos días.
En democracia tiene que haber ciertos límites, decía Miguel Ángel Santamaría, unos límites que parece quiere imponer el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce, quien asegura que estudia la aplicación de la ley en estas movilizaciones.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca, desde donde se organizan los escraches, considera la protesta más que justificada y no creen que tenga componentes antidemocráticos y siempre es algo pacífico, según nos cuenta Lucía, miembro de la PAH:
Lo último sobre el escrache no está dicho y el debate se encuentra más abierto que nunca. ¿Habrá algún tipo de sanción para los que lo practiquen? ¿Puede ir el escrache más allá y extenderse a otros sectores para condicionar sus decisiones? ¿Es eso democrático o es el recurso del ciudadano de a pie indefenso?
Muchas preguntas, algunas todavía sin respuesta.
Comentarios
galdo-fonte dice:
ESPAÑA HUELE A DICTADURA
http://globedia.com/espana-huele-dictadura
jueves, 11 de abril de 2013 a las 12:48