Hace unos años Leganés y Getafe fomentaban los “presupuestos participativos”: los vecinos, por votación directa, decidían adónde se marchaba una parte del dinero. Los cambios de gobierno parece que han apartado de momento el programa, pero se trataba de una experiencia de participación directa en las políticas municipales.
Algo similar ha puesto en marcha ahora el Ayuntamiento de San Martín de la Vega, con un portal en Internet, COGOB, para “escuchar la opinión de sus vecinos” a través de encuestas. Pero más allá de la opinión, nos hemos preguntado cómo puede influir directamente un ciudadano en su Gobierno.
La manera más individual quizás sea presentar un escrito por registro o incluso a través de algunas páginas web municipales, donde se expone el problema de seguridad, iluminación, ruidos… El departamento correspondiente lo estudia y el concejal de turno informa de las actuaciones. El edil de Participación Ciudadana de Fuenlabrada, José Borrás, se sorprende cada día por la cantidad de cartas que envía dando cuenta de esas actuaciones.
De forma más indirecta están las Juntas de Distrito o Consejos de Barrio en los municipios más grandes. En los plenos y reuniones los vecinos pueden pedir la palabra y exponer su opinión. En Parla han dado un paso más allá y los vecinos pueden pedir la palabra incluso en el Pleno Municipal, lanzando una pregunta a los concejales de Gobierno. Para la primera teniente de alcalde de Parla y portavoz socialista, María José López Bandera, la participación activa es precisamente lo que demanda la sociedad actualmente.
Por último, los consejos sectoriales, cuya tardanza en ser convocados ha provocado críticas en más de un municipio. En estos consejos, de diversa índole, los concejales debaten con entidades sociales e incluso vecinos individuales representativos las diferentes necesidades de sus conciudadanos, cruzando los intereses de asociaciones de diversas áreas, como en el Foro Cívico de Parla, donde en palabras de Cristina Vélez, coordinadora de Participación Ciudadana, todos participan de toda la vida municipal.
Unos encuentros que son muy favorables para la actividad política. Porque los concejales también son vecinos, pero siempre viene bien conocer la opinión de quien vive la realidad de su barrio cada minuto. Incluso sus propuestas, según el concejal Borrás, de Fuenlabrada, son más baratas que las originales.
Y aunque el gobierno lo ejerce quien gobierna, qué duda cabe, lo cierto es que son los vecinos los que tienen la última palabra. Palabra que, con mayor o menor éxito, siempre debe ser tenida en cuenta por un político responsable.
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