El caso con el que comenzó la investigación fue un robo en Ciempozuelos a una familia que se disponía a echar el cierre a su restaurante. Allí fueron asaltados y agredidos por varios compatriotas, que exhibieron un arma de fuego y varias armas blancas. Entonces lograron huir, salvo uno de ellos que fue detenido gracias a la pericia de las víctimas.
A partir de ahí comenzó la investigación. Se comprobó que las víctimas habían estado sometidas a vigilancia, de forma que conocían a la perfección sus horarios, costumbres y sistemas de seguridad. Según una portavoz de la Guardia Civil, los atracos eran al cierre del local para conseguir la recaudación.
Los agentes localizaron a la banda, que tomaba medidas de seguridad extraordinarias, relacionándose sólo con ciudadanos chinos y cambiando continuamente de terminal y tarjetas de móviles para no ser detectados.
La Guardia Civil procedió a su detención tras fundadas sospechas de un nuevo atraco. Se ha decretado el ingreso en prisión de los principales encausados, quedando en el resto en libertad con cargos.
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