En el Centro de Alto Rendimiento la conocen muy bien. Allí acude de lunes a sábado y emplea entre seis y siete horas para entrenar. La gimnasia rítmica es su vida y el haber comenzado de pequeña, con cinco años, y haber pasado por sacrificios para ser una deportista de élite, no le pesa, porque “cuando vas a unas olimpiadas o ganas medallas, te das cuenta que merece la pena”.
Es una joven más, de 21 años, a la que le gusta salir con los amigos, divertirse, ir al cine,… pero su prioridad ahora es conseguir una medalla con el equipo nacional de gimnasia rítmica en el Europeo que se celebra en junio.
Con ella recordamos cómo fueron sus inicios en Pinto, los triunfos, su participación en las Olimpiadas de Londres y lo que espera de este deporte, en el que el equipo es como su segunda familia. Sandra nos habla del papel fundamental de sus padres, para llegar hasta donde está ahora y mira al futuro con optimismo y esperanza. No en vano, tiene por delante un Europeo, un Mundial y desde este jueves, 3 de abril, la Copa del Mundo en Portugal, y va a por todas.
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