“El riesgo más grave de una exposición prolongada al calor es el denominado golpe de calor que puede causar la muerte o secuelas importantes si no hay un tratamiento inmediato”, explica el 112.
Entre los síntomas que nos indican la posibilidad de esta situación están: una temperatura corporal elevada (hasta de 40ºC.), piel caliente, enrojecida y seca (sin sudor), dolores de cabeza, náuseas, somnolencia y sed intensa y confusión, convulsiones y pérdida de conciencia.
Entre los consejos, el primero de ellos sería comunicar con el 112 y asistencia socio sanitaria más cercana, mantener a la persona tumbada y refrescar rápidamente el cuerpo, mediante toallas húmedas o abanicos.
“En caso de calores intensos las personas mayores que vivan solas deben extremar las medidas de precaución y estar en contacto con familiares y vecinos o en su defecto solicitar ayuda a los Servicios Sociales de su Ayuntamiento”, recuerda el servicio de emergencias, que también incide sobre otro aspecto. “Si está tomando algún medicamento y nota síntomas no habituales o que le hagan preocuparse, consulte a su médico o enfermera”.
También es aconsejable permanecer durante el mayor tiempo posible dentro de su casa en la sala más fresca, para ello hay que bajar las persianas y los toldos de las fachadas expuestas al sol.
No se debe salir a la calle en las horas más calurosas del día. “Si tiene que salir permanezca a ser posible a la sombra, si puede elegir, opte por la mañana temprano o las últimas horas de la tarde” señalan y aconsejan también “cubrirse la cabeza con un sombrero o gorra y vístase con ropa ligera de colores claros”.
Evitar los esfuerzos (deporte, bricolaje, jardinería…) en las horas de más calor y una hidratación constante, son muy recomendables. “Beba bastante agua y con frecuencia, al menos 2 litros diarios, aunque no sienta sed. Esta recomendación es la más importante: su cuerpo necesita agua para mantenerse hidratado”.
Desde 112 recuerdan que se pueden utilizar bebidas isotónicas para deportistas pero que el alcohol altera la capacidad de respuesta al calor y favorece la deshidratación. “Si lo consume, hágalo con moderación”, apuntan y subrayan que hay que evitar el exceso de bebidas con mucha cafeína o muy azucaradas “porque aumentan la eliminación de líquidos”. La hidratación también nos puede llegar por el consumo de frutas de verano y verduras (gazpachos ligeros y ensaladas frías) para recargar también el organismo de sales minerales.
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