El edificio tendrá una superficie total construida de 950 metros cuadrados que estará distribuida en una planta baja (compuesta por un vestíbulo y una sala polivalente para exposiciones) y una primera planta con dos salas de conferencias.
De esta manera parece enfilar su recta final un proceso complicado en el que el ayuntamiento se vio obligado a renunciar al derribo del inmueble, ya que la Comunidad de Madrid dejó claro que el proyecto tenía que ser de rehabilitación, por lo que solo permitía una demolición parcial. Igualmente, también se tuvo que modificar el Plan General de Ordenación Urbana para cambiar la calificación de suelo con el fin de que tuviera consideración de equipamiento cultural.
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