La selección española de fútbol volvió a hacer felices a miles de personas con su mejor partido de toda la Eurocopa. La Plaza de la Constitución de Fuenlabrada estaba inundada por el color rojo y los jugadores volvieron a estar a la altura. Cada uno de los cuatro goles desató la euforia, en especial el de Fernando Torres, que acabó como bota de oro del torneo.
Lo más importante era celebrar que España había hecho lo que ninguna selección en la historia, encadenar dos Eurocopas y un Mundial.
El único incidente reseñable de la noche fue el lanzamiento de una bengala con su consiguiente humareda en medio de la Plaza que, afortunadamente, no causó ningún herido.
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