Ángeles Rey vive en un cuarto sin ascensor en el bario de San Nicasio. Ella y su marido están jubilados y necesitan irse de su casa por problemas de salud. Hace cinco años vieron la luz cuando les tocó en sorteo uno de los nuevo pisos de Poza del Agua, pero el piso no llega y tampoco pueden vender el antiguo.
Antes del verano firmaron con la Empresa Municipal del Suelo de Leganés para pagar 14.000 euros en dos pagas por la diferencia de metros cuadrados entre su piso actual, que se queda el Ayuntamiento, y el nuevo. Pero sigue sin llegar y Ángeles teme que el consistorio quiera darles largas para que renuncien y que EMSULE no se quede con pisos antiguos y deteriorados.
En una situación similar se encuentran casi un centenar de mayores de 55 años a los que iban destinados estos pisos, que ya no gozarán del IVA al cuatro por ciento como sí lo hacen los nuevos inquilinos de Poza del Agua, jóvenes a los que se les entregaron las viviendas antes de fin de año.
El presidente de EMSULE y concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Recuento, ha explicado la problemática del centenar de pisos: el régimen es distinto al del resto de viviendas, y al ser una permuta la empresa municipal debe hacerse cargo tanto de los impuestos de la nueva vivienda como de la cancelación de las hipotecas de las viejas. Un agujero que se estima en 10 o 12 millones de euros y que podría hacer inviable la empresa debido a la nueva legislación, por lo que Recuento asegura que los están estudiando con cuidado para hallar la mejor solución para vecinos y empresa.
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