La investigación arrancó tras la recepción de varias denuncias ante la Guardia Civil en las que se relataba cómo se había entregado dinero a una mujer que les había prometido grandes beneficios económicos en el mercado bursátil gracias a los contactos que decía tener en una empresa de recarga de teléfonos móviles.
Tras constatar que dicha empresa no ejercía tal actividad económica y que la ahora detenida no entregó ninguna de las ganancias prometidas, los agentes del Instituto Armado no tardaron en averiguar su ‘modus operandi’.
En este sentido, un portavoz de la Guardia Civil ha detallado como les pedía una primera aportación económica, por la que les daba unos beneficios diarios de siete euros, y tras ganarse la confianza de estos supuestos accionistas, les solicitaba una inversión sensiblemente superior a cambio de la promesa de obtener 30 euros diarios.
Al saberse objetivo de las investigaciones policiales, la principal encausada, de 38 años de edad, entregó los libros de contabilidad en los que había anotado las aportaciones de sus víctimas. Tanto ella como su marido, ambos de nacionalidad ecuatoriana, han sido acusados de un delito continuado de estafa.
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