Francisco José Soria Perdomo, jefe del Equipo Médico de Apoyo Quirúrgico del Hospital Sur de Alcorcón y Médico Geriatra del Hospital Infanta Elena de Valdemoro, enumera los síntomas mas frecuentes en los mayores dependientes, que pasarían por la agresividad, alucinaciones, alteraciones de la marcha son síntomas frecuentes observados por los cuidadores y el personal de las residencias geriátricas.
“En un estudio reciente realizado en los Estados Unidos de América ha observado una prevalencia, que varía desde un 32% con agresividad o agitación a euforia en 5%”, explica Perdomo. En un estudio realizado en nuestro país, los síntomas con mayor presencia fueron apatía, depresión y ansiedad, mientras que la presencia de delirios y alucinaciones fue significativamente más prevalente en la deterioro cognitivo ligero
Son especialmente problemáticas las situaciones de agitación y agresividad, la primera se manifiesta por enfados con cuidadores y con ataques físicos y/o verbales. “La persona por lo general puede llegar a emitir comentarios ofensivos hacia sus familiares independientemente de su deterioro cognitivo” apunta el médico. En el caso de la agitación, se puede manifestar por un estado intranquilo y puede presentar respuestas agresivas.
Los consejos en este aspecto, “la agresividad no debe tomarse como un asunto personal, las ofensas no son premeditadas y aunque puedan tener coherencia con situaciones ocurridas en el pasado son un mecanismo de defensa” recuerda Perdomo que aconseja evitar posibles desencadenantes de cuadros de agresividad como ruidos, visitas inesperadas... y mantener la calma y no levantar el volumen de la voz o intentar convencer a la persona de que está equivocada.
Los mayores también pueden presentar alucinaciones, que son alteraciones en la percepción sensorial donde aparecen ideas distorsionadas de la realidad: “por ejemplo que le han robado, envenenado, o de que su pareja es infiel, que sus familiares no son los reales sino que se trata de impostores o de que el domicilio no es el propio”, apunta el geriatra. El consejo aquí sería también evitar la confrontación y no tratar de convencerle de que está equivocado, para lo que se recomienda reconducir la situación y “llevar” al paciente a otra situación distinta.
En general, hay que evitar aquellas situaciones que generan la alteración de la percepción cómo los lugares poco iluminados o los elementos decorativos que confundan a la persona; de igual forma de noche puede conservarse una luz que contribuya a mantener al paciente orientado.
Por último, la “deambulación errática o vagabundeo” hace que la persona mayor dependiente camine sin rumbo ni objetivo concreto; por lo general se asocia a demencia y desorientación y puede conllevar riesgo de caídas.
Se recomienda mantener la puerta del domicilio cerrada y una identificación visible del mayor, como una medalla con los datos personales.
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