Por suerte, hoy en día, ser mujer y lesbiana no se traduce en una renuncia a la maternidad, ni limita las capacidades para ejercer la misma, “aunque abre diálogos diferentes y según sea el contexto jurídico y social pueda añadir algunas dificultades” explica Miriam Sobrino, matrona del hospital Rey Juan Carlos y sexóloga del Centro Sexológico Sexorum.
Cuando una pareja de mujeres decide tener un hijo o hija, una de las vías posibles es la de recurrir a la inseminación artificial con semen de donante desconocido, pero no es la única. “Si el deseo es el lugar de partida común para la mayoría de quienes tienen hijos e hijas, en estas parejas toma una especial relevancia” recuerda la sexóloga que apunta que las preguntas que se pueden hacer “¿Qué es importante que esté presente para sentir que soy madre? ¿Cuáles de todas las posibilidades tienen sentido para mí, para nosotras? ¿Es gestar, que genéticamente compartamos un porcentaje alto de información, parirlo, amamantarlo, que lleve mi apellido, poder criarlo durante su primer año, educarle y acompañarle en su proceso de hacerse adulto? Estas cuestiones llevan a conversar desde diferentes puntos de vista y alcanzar acuerdos que solo en una pareja de mujeres son viables”.
“Para algunas parejas, la biología marca y determina en un “madre biológica y madre no biológica". Desde aquí, el nexo con los genes aparece como valor añadido y toma presencia la idea de que este vínculo biológico facilitará la relación con la criatura, y por lo tanto la madre que no comparte esa biología con su hijo/hija precisaría de un esfuerzo adicional para construir y armar dicha relación. Como si la buena, mala, fácil o complicada relación con la criatura tuviera correspondencia con el hecho de compartir o no información genética entre ambas” resume.
En otras ocasiones ese plus no se coloca solo en la “propiedad” de los óvulos y los genes, sino en quien lo gesta, quien lo pare, quien lo alimenta… “Como si por “gestar” lo que viene después, la relación, estuviera asegurada desde antes de empezar, cimentada a base de fisiología. Ninguna maternidad está conformada solo desde la biología. A día de hoy, la mayor parte de las maternidades son deseadas, planificadas y por lo tanto elegidas. Y esto es así ya sean adoptivas, gestadas, o mediadas por la técnica de la reproducción asistida. Y esos hijos e hijas que llegan para formar una familia, serán siempre hijos e hijas propios, de las dos” añade Sobrino que continúa asegurando que “tal vez no compartan genes, pero si gestos, cuidados, amor, inquietudes, gustos, manías, aficiones… Por eso expresiones como “no va a ser de las dos”, “para el resto de la gente será de ella “no se puede tener un hijo de quien amas”, “podemos adoptar y así no es de ninguna” nos obligan a pensar en la trascendencia del proyecto como algo mutuo y la importancia de que las parejas, en este caso dos mujeres, conversen a cerca de los aspectos necesarios para sentirse presentes y partícipes del mismo”.
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