Olga Carvajal del Castillo, cardiólogo infantil del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles, aclara que “lo primero que hay que saber es que el soplo, en sí mismo, no es una enfermedad”. La palabra soplo hace referencia a un sonido del corazón que recuerda que a un soplido. “Éste puede ser debido al simple paso de la sangre por un corazón sano, que es lo más frecuente y lo que comúnmente llamamos soplo inocente o funcional, o bien a que realmente tengamos alguna alteración en la anatomía del corazón” explica Carvajal del Castillo. En este último caso existiría algo anormal en su estructura que hace que suene: una válvula estropeada, existencia anormal de una comunicación, fístula o una zona de obstrucción. Estos casos son menos frecuentes y abarcan todo un rango de enfermedades de gravedades también muy dispares; “además” apunta la cardióloga “acompañan de otros síntomas que desde luego no están presentes en el caso de los soplos inocentes”.
Los soplos son muy frecuentes en la edad pediátrica y pueden estar presentes a cualquier edad de forma que hasta un 40% o 50% de los niños en edad escolar pueden tener un soplo, en su mayoría benignos. El diagnóstico es a través del fonendoscopio, aunque “lo más importante y que nunca hay que perder de vista y que además es algo que también pueden hacer los papas, es ver cómo está el niño. Un niño que tiene aspecto sano, que crece adecuadamente y va al cole y juega sin problemas igual que los otros niños, sin fatigarse, difícilmente va a tener un soplo que revista o esconda una enfermedad grave del corazón” apunta Carvajal del Castillo. En su mayoría, los soplos se descubren, por casualidad, en la revisión del niño sano y el pediatra es perfectamente capaz de valorar si el tipo de soplo es de características inocentes o si le sugiere otro diagnóstico.
Muchos padres también se preguntan cómo es posible que nunca antes su pediatra lo hubiera escuchado y que en urgencias se lo hallan detectado o cómo es posible que antes se escuchara y ahora ya no. La explicación es que los soplos funcionales van a estar más o menos presentes en función de la velocidad a la que pase la sangre, y esa velocidad dependerá de la frecuencia a la que vaya el corazón, cuanto más rápido lata, más fuerte y más deprisa pasará la sangre por estructuras normales del corazón y más se escuchara su normal transcurrir. Por esta razón, en situaciones de fiebre, catarro, nerviosismo ó llanto, todas ellas más frecuentes en las urgencias, el corazón irá más rápido y el soplo se escuchará con mayor intensidad o se pondrá de manifiesto.
En cuanto a si todos los soplo inocentes desaparecen o no, “lo más importante es saber, que es del todo indiferente si se dejan o no de oír, porque como hemos dicho no se trata de ninguna enfermedad” responde la cardióloga.
No todos los soplos se tratan en el cardiólogo y en el caso de que sea un soplo funcional, no debe interrumpir la actividad normal del niño. “Si el soplo es aún “sin apellido” lo importante es mantener la calma y ver al niño. Si está bien, seguramente todo lo esté”.
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