Curarse en Salud: el estreñimiento infantil
El estreñimiento infantil es una de las causas más frecuentes de consulta tanto en Atención Primaria como en las consultas de gastroenterología pediátrica de los hospitales, especialmente durante el primer año de vida. Puede afectar hasta un 20% de los niños. Es más común en el sexo femenino, y suele hacer antecedentes familiares.
- Curarse en Salud
- 11/09/2013 a las 17:34
- » Curarse en salud: el alimento del corazón
- » Curarse en salud: Helicobacter Pylori
- » Curarse en salud: VIH y maternidad
- Fotos
- foto 1 de 1
Curarse en Salud: el estreñimiento infantil.
El estreñimiento infantil más frecuente es el llamado “estreñimiento funcional”, que es aquel que no viene condicionado por ninguna enfermedad importante; “está causado por factores psicógenos, lo que llamamos miedo a emitir heces o por alteraciones anatómica sutiles como puede ser el alargamiento de determinados tramos del intestino grueso”, explica Iván Carabaño Aguado, jefe de servicio de Pediatría. Hospital Rey Juan Carlos.
Carabaño apunta que “no todos los niños van al baño a diario” y que en la infancia, el estreñimiento se define de cualquiera de las tres formas siguientes: emisión de heces de manera infrecuente (“dos o menos de deposiciones a la semana”), aumento significativo de la consistencia de las heces y “disconfort” asociado a la evacuación.
Con frecuencia, los niños estreñidos presentan dolor abdominal, “escapes” involuntarios y/o hebras de sangre mezclados con la deposición. “Se consideran síntomas de alarma: escasa ganancia de peso, distensión abdominal, vómitos biliosos y síndrome de Down” recuerda el especialista.
En el estreñimiento funcional no está indicado hacer ninguna prueba complementaria ya que, simplemente, se diagnostica por la clínica; en el tratamiento de este cuadro, las medidas dietéticas son esenciales: “recomendamos aumentar el consumo de fibra, consumir verduras como guarnición, tomar tres piezas de fruta al día, comer legumbres o cereales con regularidad, beber al menos cinco vasos de agua al día, o su equivalente en zumos naturales, y además, se recomienda la práctica de ejercicio físico”.
Las medidas educativas también son prioritarias, “por ejemplo, sentar al niño en la taza del váter para que haga fuerza, durante 10 minutos, después de las comidas principales y es útil recompensar el esfuerzo, más que la evacuación en sí”.
También se puede recurrir a la ayuda de laxantes. Los más empleados en la infancia son los laxantes osmóticos, y entre ellos, el polietilengilcol. Son tratamientos que han de utilizarse a largo plazo, y el objetivo es que el niño pierda el miedo a la defecación.
Comentarios
