María Sanz Fernández, endocrinólogo infantil del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles, reconoce que “el problema de la talla baja tiene una doble vertiente, médica y social, que condiciona el que sea un motivo frecuente de consulta y de preocupación para los padres”.
Del 100% de las consultas de talla baja, el 95% de los niños son “normales” y en la mayoría de los casos se debe a talla baja familiar o retraso constitucional de crecimiento; sólo un 5% se pueden considerar patológicas, y, en concreto, las deficiencias de GH suponen menos de un 1-2% de los hipocrecimientos.
En estos niños, la talla, al nacimiento, suele ser normal y crecen bien durante un periodo de uno o dos años; a continuación, la velocidad de crecimiento se endentece y a los 3-4 años, su altura está por debajo del percentil 3.
“El diagnóstico debe confirmarse mediante análisis complicados de sangre que se realizan por profesionales con experiencia. Si se demuestra con certeza la falta de la hormona del crecimiento, estará indicado realizar tratamiento con hormona de crecimiento” matiza Sanz Fernández.
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