Así se consigue que los problemas derivados del trabajo no afecten a nuestra vida familiar. Vamos, que dejamos el estrés propio de la oficina en la oficina o, mejor dicho, en el fondo de una taza de café.
Aunque el café es lo de menos. Según los psicólogos de la Universidad Autónoma de Madrid lo importante es hacer una pausa en la jornada laborar para descargarnos de problemas y volver con energías renovadas.
Con este sencillo gesto evitamos caer en lo que los expertos denominan “espiral negativa para el bienestar”. Es decir, que vamos acumulando los problemas y luego, claro, nos los llevamos a casa.
Lo mejor es tomarse un respiro y dejar todos estos conflictos a la hora del café. Aunque algunos tienen a esta hora una norma muy clara pero igual de válida: prohibido hablar de trabajo.
Los investigadores de la Universidad Autónoma entrevistaron a distintos trabajadores de camino al trabajo, al salir y antes de acostarse. Llegaron a la conclusión de aquellos que hacían este pequeño descanso llevaban una mejor relación familiar y laboral y disfrutaban de una mayor vitalidad.
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