En la sentencia, tramitada por los servicios jurídicos de la Asociación del Defensor del Paciente, se ratifica otra apelada anteriormente y se entiende que existe mala praxis, tanto en el inicio y planteamiento de la operación de estética, además de un resultado desproporcionado contrario al fin perseguido.
La afectada acudió a la consulta del doctor y a consecuencia de la primera operación se produjo en la paciente una infección que precisó tratamiento con antibióticos por lo que se la tuvo que intervenir para limpiar las heridas y suturarlas con cuarenta puntos.
Diez días después acudió a un centro de salud y su médico de cabecera le informó de que las heridas estaban infectadas y a partir de entonces tuvo que someterse a curas diarias.
El resultado estético de la operación fue deformidad, cicatrices en ambos gluteos, pérdida de sensibilidad, pérdida de sustancia, dolor y secuelas psicológicas.
La presidenta de la Asociación del Defensor del Paciente, Carmen Flores, ha asegurado que desgraciadamente son muchas las denuncias que se dan en las operaciones de estética.
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