Calma tensa en el campamento de Coca Cola un día antes de conocer el dictamen del Supremo
Casi seis meses después de que Coca Cola Iberian Partners presentara el ERE, la Audiencia Nacional lo declaraba nulo. Era el mes de junio y poco después la empresa presentaba un recurso ante el Tribunal Supremo. Desde entonces, el conflicto se ha desarrollado en dos vías estrechamente relacionadas, la social y la judicial.
En el primer ámbito, el campamento de Fuenlabrada, los “espartanos de Coca Cola”, han mantenido en primer plano el conflicto con el boicot de productos de la firma, marchas y manifestaciones. En el plano jurídico, el otoño fue el tiempo para una negociación entre las partes que sólo encontró desencuentros. Ya en noviembre la Audiencia emitía el auto de ejecución de anulación del ERE. En virtud de éste, Coca Cola readmitía a los trabajadores, pero en distintas plantas de España, algo que no aceptaban desde el campamento por considerar que incumplía la sentencia.
Finalmente, la Audiencia Nacional establecía que Coca Cola les pagara los salarios atrasados, pero sin pedirles contraprestaciones profesionales hasta que el Supremo se pronunciara. La decisión fue una alegría en el campamento.
El director general de Coca Cola Iberian Partners, Victor Rufart, en una carta a sus empleados ha pedido tranquilidad y asegura que la decisión del Supremo no alterará ni pondrá “en riesgo los planes de futuro de la empresa” e insiste en que se ha intentado una solución a través del diálogo y la negociación, con “el más estricto cumplimiento de la Ley”.
Juan Carlos Asenjo, portavoz de CCOO en campamento, espera que el Supremo falle a favor de los trabajadores porque la sentencia de la Audiencia se basaba en hechos probados. Así las cosas, sólo queda esperar, en una calma tensa, para saber cuál será la solución a un conflicto que lleva vivo más de un año.
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