Yo iba en bicicleta. Iba a trabajar y lo escuché en la esquina de Avenida de América con la calle Cartagena. Era un 11 de Marzo. Recuerdo el sentimiento de asombro, el dolor, la incomprensión, la irrealidad real del odio. Porque el odio no tiene banderas, pero se agarra a ellas. No tiene patria, pero vive en todas. No tiene alma, pero las llena para que siempre estén medio vacías. Nadie podía imaginar aquello...Leer más.
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