Ángel de Marcos iba a trabajar, como cada día, en el tren que partía desde Parla hasta la estación de Atocha. Allí hacía trasbordo. Pero no llegó a coger el tren. La primera explosión se le marcó en la retina, pero la segunda le grabó el cuerpo. Salió volando y, a partir de ahí, el caos.
De Marcos se ha sometido a varias operaciones desde entonces y las heridas le han dejado secuelas como, por ejemplo, una enfermedad a causa de una mutación genética. Ahora Ángel preside la Asociación 11-M de Parla y se ha sumado al recuerdo a las casi 200 víctimas mortales del 11 de marzo de 2004, varias de ellas del sur de Madrid.
Además este martes este vecino de Parla ha querido recordar a su convecina Laura Vega, la única víctima que permanece hospitalizada a día de hoy, en coma irreversible, en estado vegetativo tras la explosión. Ángel recuerda que su familia sólo se comunica con ellas a través de supuestos gestos que hace Laura, ahora de 36 años.
Los homenajes de este 11-M han protagonizado este martes las calles de, por ejemplo, Parla, Pinto y Valdemoro, mientras que este miércoles será el turno de Fuenlabrada.
Comentarios