Dieciséis años sin actividad ninguna, sin cuentas y casi como un fantasma se ha pasado la empresa Aserval de Valdemoro. Una empresa creada en 1992 para servicios logísticos y suministros a la cárcel de la localidad y para el propio Ayuntamiento, pero cuyos trabajos cesaron siete años después.
Desde entonces ha permanecido paralizada. Tanto es así que hasta Francisco Granados, entonces todavía portavoz del PP en la oposición, mucho antes de la trama Púnica, permanecía todavía como consejero de la empresa.
El alcalde, Guillermo Gross, de Ciudadanos, señala que es un ejemplo de la “dejadez” de los gobierno de Valdemoro en los últimos años, que ha provocado una situación en el Ayuntamiento que ahora intentan ordenar.
Ahora el alcalde ha sido el encargado de ir al notario para disolver definitivamente esta empresa a todos los efectos.
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