Gregorio García tiene 75 años y trabajó durante 34 en Uralita de Getafe. Más de tres décadas estuvo conviviendo con el amianto y respirando su polvo tóxico sin apenas medidas de seguridad, lo que le ha provocado una enfermedad respiratoria. Asegura que “comían el bocadillo entre sacos de amianto”.
Gregorio es uno de los ocho empleados que sobrevive y ahora demanda a la empresa. En esta cita, en el juzgado de lo social número 1 de Madrid, y que ha quedado vista para sentencia, se piden indemnizaciones a la compañía. Pero no serán los únicos: hay seis juicios pendientes para los próximos meses, según Juan Carlos Paúl, presidente de la asociación de afectados AVIDA.
La semana pasada Uralita fue condenada a indemnizar a familiares por la muerte de cuatro mujeres de trabajadores que en su hogar también fueron contaminadas por el amianto y fallecieron. Además en 2009 también fue condenada a pagar casi dos millones de euros a la familia de otros 15 trabajadores fallecidos.
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