Año 2007. Uno de los sueños de Tomás Gómez como alcalde de Parla, el tranvía, echa a andar. Una infraestructura que conectaba toda la ciudad, especialmente el lejano desarrollo urbanístico de Parla Este, con cerca de 30.000 nuevos vecinos. El entonces presidente Zapatero da su bendición al proyecto.
Sin embargo con los años, y con la salida de Gómez de la alcaldía, las sombras empiezan a cernerse sobre el proyecto. La construcción se había adjudicado por 93 millones de euros más IVA, pero después unas obras adicionales triplican el coste hasta los 256 millones. Las facturas son reconocidas por el sucesor de Gómez, José María Fraile, ahora imputado en la trama Púnica.
Desde entonces, 2009, el tranvía ha sido un quebradero de cabeza. La deuda atenaza las cuentas del Ayuntamiento, uno de los más endeudados de España. Y el gobierno intenta que sea la Comunidad de Madrid la que aporte una parte del dinero, como hace con otros tranvías, pero el problema es que el propio Gómez reconoció que él solo financiaría el proyecto.
El PP comienza un rosario de críticas y acciones judiciales que se ven respaldadas con el tiempo por la Cámara de Cuentas, el Tribunal de Cuentas, la Comunidad de Madrid, la Fiscalía y la UDEF policial. El cerco se va cerrando sobre Tomás Gómez, su sucesor y también los miembros del gobierno socialista que aprobaron el Tranvía.
Comentarios