Carcassonne tiene unos 65 kilómetros de extensión. A ella se puede llegar desde nuestro país por carretera, por tren o en avión, de donde cada veinticinco minutos sale un autobús que nos lleva al centro de la localidad.
Con un clima muy parecido al nuestro en verano, la ciudad amurallada medieval conserva las huellas de la tradición cátara, de la que nos habla Liliane Bodalo, responsable de prensa de la Oficina de Turismo de Francia en España, quien nos indica los puntos fundamentales de esta zona.
Entre las recomendaciones, no dejar de disfrutar del Canal du Midi, declarado también Patrimonio de la Humanidad. Bodalo nos aconseja el alquiler de un pequeño barco para recorrer a través del canal varias poblaciones cercanas y poder dormir y comer en él.
Son algunos de los lugares que no debemos dejar de ver en Carcassonne, como la basílica de Saint Nazaire, con sus bellas vidrieras y una perfecta combinación de románico y gótico. Además, la gastronomía contundente de la zona, acompañada de un buen vino del Languedoc, completarán nuestra visita a la capital de los cátaros.
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