En el pasado año la Sociedad Española de Ornitología instaló en cuatro carracas unos dispositivos de seguimiento que les han permitido conocer por primera vez sus hábitos migratorios y saber que sus lugares de invernada se localizan en Namibia y Botswana.
Este tipo de aparatos son los que hicieron posible saber a la perfección los movimientos migratorios de la famosa cigüeña Max. Tenía el record de mundial de seguimiento de un animal por baliza y esto permitió a los científicos suizos, quienes instalaron el dispositivo, saber que parte de su tiempo lo pasaba entre Marruecos, Andalucía y el sur de Madrid. Aunque, Blas Molina nos ha desvelado hoy que Max también intentó pasar a los Alpes sin conseguirlo.
Molina recuerda que las amenazas para las aves en nuestra civilización de hoy en día siguen siendo el tradicional veneno en los campos, la alteración de su hábitat o los tendidos eléctricos, que probablemente acabaron con la vida de Max. Los parques eólicos, situados en el paso migratorio de las aves, también dice Molina, causan muchos daños.
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