La declaración ha durado en torno a una hora y tras ella, Aranda ha quedado en libertad al constatarse que no existe reiteración del delito ni riesgo de fuga o de destrucción de pruebas.
A pesar de ello, sigue pesando sobre él una doble imputación por homicidio imprudente que, según ha apuntado su abogado, podría suponerle una pena de cárcel de entre uno y cuatro años por cada una de las causas.
A su salida, Aranda no ha detallado cómo se había desarrollado la declaración ante la magistrada, aunque ha insistido en "pedir perdón" a los familiares de los ancianos. No obstante, ha reiterado sus declaraciones del pasado martes, cuando afirmó que no hay "nada" que le pueda aliviar por el "dolor" que ha causado a su familia, a las de las víctimas y a sus compañeros de trabajo.
Visiblemente afectado por todo lo ocurrido, ha agradecido a los familiares de los ancianos su decisión de no denunciarle y ha dado las gracias por los apoyos recibidos, aunque ha subrayado que ahora hay que apoyar a las familias de los fallecidos porque él sólo es el "culpable" y no la "víctima".
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