El riesgo para las mascotas, especialmente perros, se produce por la natural curiosidad de los animales que pueden llegar a olisquear o lamer la oruga, poniendo en riesgo incluso su vida. En el caso de los niños, el contacto directo con los pelos urticantes que la rodean pueden producir fuerte irritación ya que liberan una toxina que genera la liberación de histamina y, en consecuencia, la reacción alérgica.
En Parla, la campaña comenzó la semana pasada, dura alrededor de un mes y que completa el plan de prevención que el consistorio realiza durante septiembre y octubre. Se realiza en zonas verdes, calles y patios de centros educativos en los que hay pinos.
La acción se realiza en dos sentidos: por un lado con la fumigación y retirada de los bolsones en los que anidan y además con la instalación de trampas de feromonas para atraparles. La duración de la campaña depende de varios factores, como las condiciones climatológicas, los ciclos de la oruga o la efectividad de los tratamientos preventivos.
Comentarios