Osama llega a los estudios de la SER tras visitar el Santiago Bernabéu. Ha estado en el banquillo de Santiago Bernabéu, un sueño para él, ya que entrenaba en la primera división de Siria. Aunque el verdadero sueño lo cumple este viernes Said, su hijo de 7 años, que siempre ha querido conocer en persona a Cristiano Ronaldo.
Como cuenta Miguel Ángel Galán, de la escuela de Getafe que va a dar trabajo a Osama, gracias a una zancadilla ahora él y sus hijos está viviendo su sueño. Pero atrás deja una familia dividida. “Tengo cuatro hijos: Said –7 años–, Mohammed –17 y también presente en la entrevista–, otro chico de 18 años y una hija, éstos con mi mujer, su madre, que está en Turquía”.
“Hace año y medio era muy peligroso vivir en mi ciudad, en Siria, y decidimos que era necesario salir”, comenta. Su país estaba inmerso en una guerra civil, pero él no estaba alineado. “Yo no era progobierno, pero era pacífico. Era contrario al gobierno porque había utilizado violencia contra mi gente. Tampoco estaba con los islamistas, decidí salir porque no quería problemas”, continua.
“Unas elecciones democráticas serían la solución” que ve Osama a la situación que se vive en Siria, pero él habla desde la distancia. Hace año y medio que abandonó su ciudad. “Primero fui a una ciudad en la frontera entre Siria y Turquía. Después, cuando se hizo más peligroso, decidí que era tiempo de salir. En Turquía estuve más o menos año y medio. Trabajé unos 8 meses –vivía con unos 10 dólares al día–, era muy difícil encontrar trabajo, pero trabajé como voluntario y entrené un equipo de sirios refugiados”, comenta.
Sobre la zancadilla de la periodista húngara que dio la vuelta al mundo, Osama confiesa que “el incidente fue muy traumático y negativo, pero por suerte, gracias a los españoles, ha podido llegar aquí”. Él no sabía que era una reportera. “No lo podía imaginar, no hablamos con ella y vimos el vídeo cuatro días después”, asegura tras relatar que tras la patada lo único que buscaba era un médico para su hijo. “Le dolía la pierna, tenía inflamación de garganta de vomitar… No paraba de llorar. Y no podía encontrar a nadie. Fuimos a un campo para refugiados y la situación era muy mala, como una cárcel. Cuando salimos de Hungría, todo fue más fácil y pudimos hacer todo”, explica.
Osama ha pasado un calvario en los últimos años, pero “el peor momento fue ese incidente en Hungría”. “No tengo problema en morir, pero cuando caí lo sentí como una falta de respeto. Mis hijos lo vieron por la televisión y no podían contactar conmigo”. Ahora solo tiene en mente una palabra: aprender. Quiere conocer el idioma y mejorar como entrenador. Pese a todo, quiere regresar a Siria en un futuro: “Ahora mi casa es España, pero quiero volver a mi país”.
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