Se trata de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en la que se condena a indemnizar al paciente con 34.311 euros por las secuelas psicológicas y funcionales que le causó un tratamiento de neurolépticos, y debido a que ya en el pasado había causado reacciones negativas que fueron tenidas en cuenta en la segunda aplicación.
La enfermedad fue diagnosticada cuando el paciente tenía cuatro años en 1995, cuando presentaba un tipo de autismo que le llevaba a reacciones impulsivas como autogolpearse. Ingresó en el Hospital Clínico San Carlos debido a una reacción distónica a neurolépticos, por lo que le fue retirada la medicación.
Quince años después el paciente experimentó un empeoramiento de sus condiciones e ingresó en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Severo Ochoa de Leganés, donde se le trató con los mismos neurolépticos de su infancia, por lo que volvieron reacciones distónicas. La sentencia señala que ese antecedente debió "determinar" que se "sustituyeran dichos medicamentos por otros de igual indicación o que se extremaran las medidas de control”.
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