Un centenar de niños y niñas, de entre seis y doce años, han recorrido las calles de Loranca poniendo multas, eso sí de carácter simbólico, a los ciudadanos incívicos.
Primero, han recibido una charla de la Policía Local, en la que los agentes les han dado algunos consejos básicos. Luego, a patrullar.
Coches mal aparcados, o sobre la acera, ciudadanos que no recogen los excrementos caninos o que tiran la basura a deshora se han visto sorprendidos por esos pequeños agentes de la ley.
El objetivo de esta iniciativa de la Junta de Distrito de Loranca, Nuevo Versalles y Parque Miraflores, dice su presidente Isidoro Ortega, es poner al día a los ciudadanos en la normativa al tiempo que los niños empiezan a conocer las buenas prácticas de primera mano.
Y al que le haya caído alguna multa, sólo queda tomárselo con humor y prometer no hacerlo más.
Al fin y al cabo las multas no son de verdad. Cada niño lleva un cupón de sanciones, diferenciando las leves, las graves y las de tráfico, con el importe monetario que tendría que pagar el multado.
Sin creen que es un juego, ellos no se lo toman así. Y no pasan una. Así ya saben: a cumplir la ley.
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