Negocios que funcionan en crisis: una churrería de Leganés dobla su plantilla en sólo un año
Aunque parezca mentira también hay buenas noticias en el ámbito económico. Un buen ejemplo es Alejandro, propietario de la churrería Santisteban de Leganés. En abril de 2012 se lanzó a la piscina, abrió una churrería y entre desayunos y meriendas tan castizos consiguió dar trabajo a su padre. Un año después gasta 200 litros de aceite y 200 kilos de harina semanales para hacer 60 kilos de churros y 300 de porras. El negocio funciona tan bien que la plantilla familiar ha crecido con su hermano y su novia, y su secreto es la calidad.
El objetivo a corto plazo de su churrería es mantenerse tan bien como hasta ahora, sobre todo mirando los problemas de los negocios de su alrededor, pero por qué no soñar. Si la cosa sigue así, no descarten una franquicia en poco tiempo.
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