Un pequeño calentamiento, y a jugar. Porque la palabra juego adquiere todo su significado cuando se trata de los magos de Harlem. No les importó que la entrada registrada fuera bastante pobre, y exhibieron toda su gama de mates y jugadas imposibles.
Que hay que encestar arrodillado, de espaldas y desde el centro del campo, pues se encesta. Que hay que marear al equipo contrario, pues no se hace ni una ni dos veces, simplemente se mete al adversario en un carrusel hasta que se canse de correr tras el balón. Pobres defensas, menos mal que hasta ellos parecen disfrutar de los malabares de los Globetrotters.
Eso sí, por aquello de hacerse notar, los sparring también intentaron encestar, aunque sin mucho éxito, la verdad. Y el juego no se quedó en la cancha, ya que hasta hubo carreras por la grada con cubos de agua “de mentirijilla” haciendo las delicias de los mas pequeños. En definitiva, espectáculo con mayúsculas con tres ingredientes principales: deporte, habilidad y diversión.
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