Hablar hoy de vivienda, merced a la crisis, es un problema para muchos y una quimera para otros tantos. Pero entre el pesimismo general, el colectivo chino compra casas, obtiene financiación y suele pagar religiosamente. ¿Magia? No, se trata de un cóctel cultural difícil de asemejar a cualquiera de las restantes realidades con las que convivimos en nuestro país.
Los datos son definitorios: el año pasado crecieron las compras de viviendas por parte de ciudadanos chinos casi un 40 por ciento en la zona sur de Madrid. Algo que no es casual, ya que esta área es su centro industrial, gracias sobre todo al polígono de Cobo Calleja, en Fuenlabrada, alrededor de cuyo eje gira el radio de búsqueda de vivienda: Parla, Leganés, Getafe, Valdemoro…
Uno de los grandes centros residenciales es precisamente la ciudad de Parla. Muy cerca de Cobo Calleja, alberga cada vez más negocios regentados por ciudadanos chinos y además cuenta con uno de los precios de la vivienda más bajos de la región. La mayor inmobiliaria de la ciudad, Mr. House, lo sabe muy bien: la mitad de sus clientes son chinos, y vende una media de diez pisos mensuales a estos clientes. De hecho su gerente, Diego Vázquez, ha contratado a dos traductores.
Las peculiaridades culturales orientales, tan diferentes a las latinas, son parte de las razones de este repentino aumento de las compras de viviendas. Primero establecen un negocio, trabajan a tiempo completo, ahorran y, por fin, buscan una vivienda. Pero el cliente chino no es único y también hay clases.
Hay quienes buscan viviendas de segunda mano de tres dormitorios para poder alquilar dos y sacar beneficio. Pero también, según Vázquez, los hay que buscan chalés en los nuevos desarrollos e incluso quienes, ya adinerados y auténticos magnates, quieren la exclusividad de algunas zonas de Griñón, Pozuelo de Alarcón o Illescas.
Volviendo al ejemplo concreto de Parla, el barrio de Leguario cuenta con alrededor de un 60 por ciento de vecinos chinos. Pero no todo es tan fácil: el gerente de Mr. House ha visto cómo se han caído ventas por las fuertes creencias orientales: nada de números 4, 13 o 250.
Son de nuevo esas peculiaridades culturales que diferencian tanto nuestros caracteres, que se pueden o no compartir, pero que a fin de cuentas están reactivando a pulso el mercado de vivienda en una zona, el sur de Madrid, maltrecha por la herida del desplome urbanístico.
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