Los procesados se enfrentan a penas que oscilan entre los quince y los tres años de prisión en el juicio que ha comenzado este lunes en la Audiencia Provincial de Madrid.
La principal prueba de cargo que existe contra ellos son las escuchas interceptadas durante la investigación, así como la declaración de testigos protegidos que les sitúan en el escenario de los hechos.
En la primera sesión los procesados se han acogido a su derecho a no declarar ante las preguntas del representante de la fiscalía, así como ante el abogado de la acusación particular. Solo se han limitado a responder a las escuetas preguntas de sus defensas.
Al abandonar la sala de vistas, uno de los acusados ha gritado en los pasillos que nada tiene que ver con el asesinato, siendo reducido por los agentes de la Policía.
La madre de la víctima, Beatriz ortega, ha asegurado que no confía en la Justicia porque dice que su hijo está en un agujero del que no saldrá y solo espera que los culpables no vuelvan a pisar la calle.
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