En las puertas de una de las oficinas de empleo de la región se registra un continuo entrar y salir de gente de todas las edades. Vienen a renovar el paro, a apuntarse por primera vez o a ver si “hay algo para ellos”.
Muchos de los que nos encontramos son inmigrantes. Es el caso de Mustafá que asegura lleva en paro desde el 2009, con dos hijas y un padre a su cargo. Es oficial de carpintería y de los 33 años que lleva en España siempre había trabajado en lo suyo. Por eso ahora no se cree que el paro haya bajado. No lo nota en nada.
La gente más joven también es uno de los perfiles más frecuentes en las oficinas del paro. Muchos lo llevan con un estado de ánimo envidiable.
Mujeres, de mediana edad, con paro de larga duración y situaciones familiares difíciles, son otras de las personas con las que hemos hablado y que muestran su escepticismo ante la ligera mejora de los datos de desempleo.
Este martes 3 de diciembre el Ministerio de Empleo comunicaba una reducción del número de parados en España, en noviembre, de 2.475 personas, una cifra, que se según se ve en la calle, todavía no se nota en las familias españolas.
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