Antes se valoraba el trabajo por lo que aportaba, ahora se valora el hecho de tener un trabajo, lo que cambia totalmente la perspectiva, como indica que la mayoría ve más que probable tener que trabajar “en lo que sea”, un 85%, o tener que irse al extranjero, un 61,7%, aunque también se contempla estudiar más. Son datos del informe “Crisis y Contrato Social”, elaborado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, la FAD.
Y es que según Ignacio Calderón, director general de esta entidad, estamos ante unos jóvenes que contemplan el riesgo de ser una generación de “excluidos”
La crisis ha traído muchos cambios de tendencias. Entre ellos, se ha vuelto a revalorizar y prolongar la formación. Según Calderón en el 2000, con la bonanza económica, muchos jóvenes preferían un trabajo que les diera ingresos antes que seguir estudiando. Desde 2008 se ha observado un cambio a la inversa, pero ¿por una mejor y mayor formación, hay más posibilidades de encontrar un trabajo?
Ante esta situación desesperanzada, que lleva a muchos a la emigración, los jóvenes reclaman para su futuro, según este estudio, medidas que revitalicen el mercado laboral para poder emprender su vida. Los culpables de esta situación para ellos: políticos, empresarios y banqueros.
La crisis hace que los más jóvenes empiecen a dar más importancia a la participación política para cambiar las cosas, aunque no es la participación tradicional.
Ignacio Calderón apuesta por acabar con la “sociedad de la desconfianza” en la que vivimos y “restañar el diálogo entre jóvenes y adultos”. Sólo así saldremos de la crisis, con un modelo de sociedad diseñado entre todos.
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