Como siempre, en época de elecciones, los medios de comunicación han querido adelantarse a los resultados y, casi todos, han contratado sus propias encuestas para conocer de antemano la intención de voto.
Y al menos, en una cosa coinciden: en la baja participación ciudadana que auguran de cara a los comicios.
Así lo plasman las estadísticas realizadas por Metroscopia, Sigma-Dos y DYM para los principales diarios de tirada nacional. Ninguna prevé una participación mayor del 50%.
El dato es significativamente pobre. En la calle, el debate político brilla por su ausencia y, el ciudadano reconoce abiertamente no sentirse interesado por las elecciones al Parlamento Europeo.
Los hay quién no acaba de comprender la función de este organismo o si las decisiones que se toman en él influyen realmente en su vida cotidiana. Por otro lado, los que sí dan importancia a la labor política de los eurodiputados no acaban de convencerles los planteamientos electorales vistos durante la campaña.
Nos encontramos pues ante una cifra de abstención record, en la línea de participación registrada en 2004, cuando apenas se acercaron a las urnas un 45% de españoles. Lejos quedan los comicios de 1999 o 1994, en los que la participación llegó hasta el 60%.
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