Ni las tarifas se corresponden con la calidad del transporte ni con el nivel de adquisición de los usuarios. A los ciudadanos ya les quedan ojales que ajustar en su cinturón y ahora, con los nuevos precios de los billetes de Metro, se encuentran un poco más ahogados.
Es ‘vergonzoso’, dice una usuaria. Pero la palabra se repite, con tintes de indignación e incluso de incredulidad, en las diferentes opiniones que nos encontramos a la salida de una boca de metro.
¿12 euros por el Metrobus? ¿51’30 por el abono de mes? ¿Más de 70 en las zonas de la periferia? ¿Pero acaso sale a cuenta? ¿Y qué es eso de cinco euros por ir al aeropuerto? ¿Y qué pasa con el billete sencillo? ¿Dos euros si hacemos más de cinco paradas?
Hacemos cábalas con los usuarios mientras dejamos una pregunta en el aire: ¿son justos estos precios atendiendo a la calidad del servicio y a nuestro nivel de vida? Esto es España.
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