Al conocer la ubicación de las cámaras y los sistemas de seguridad, los vigilantes evitaban ser grabados.
La Policía estableció un dispositivo y a finales de enero observaron como uno de los vigilantes colocaba su vehículo frente a la puerta de la empresa y el otro salía portando varios bultos que introdujo en el coche.
Se les intervino el material electrónico que habían introducido en el maletero entre los que se encontraban 13 teléfonos móviles de alta gama y video consolas, según ha explicado un portavoz de Policía.
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