El “modus operandi” de los acusados siempre era el mismo: uno de ellos entraba en el establecimiento, bien vestido y sin despertar sospechas, y pedía ver una muestra de joyas. Mientras, su compinche llamaba a la puerta del local.
Era entonces, cuando los dependientes desbloqueaban la puerta de acceso, cuando el primero de los presuntos ladrones daba un tirón a las mantas donde se exponen las joyas y huía a la carrera junto con su compañero. Los agentes destacan que no dudaban en utilizar la intimidación o la fuerza.
Según un portavoz policial las investigaciones comenzaron el verano pasado en una comisaría de Getafe, cuando se detectaron varios hurtos en joyerías cuyos dependientes siempre realizaban la misma descripción de los asaltantes.
La investigación ha sido desarrollada por el grupo de hurtos de la Comisaría de Getafe en colaboración con el Puesto Principal de Illescas de la Guardia Civil.
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