Iván Aranda es el coordinador del programa de voluntariado de esta asociación en el Hospital de Fuenlabrada y reconoce la importancia de esta figura para acompañar a los pacientes en tratamiento de quimioterapia o durante la hospitalización.
Son momentos difíciles en los que el enfermo se encuentra reconfortado por la presencia de una persona que le acompaña, le anima y le escucha. Pero estos voluntarios no sólo cumplen esta función, sino que permiten, en muchos casos, detectar otras necesidades como apoyo psicológico o de prestaciones sociales.
Se trata de una labor gratificante, pero difícil, porque hay momentos delicados, como reconoce Aranda. Por eso, el deseo de participar en este programa no es suficiente.
Todos los que se inician reciben una formación previa de la Asociación y también cursos de reciclaje sobre su labor, en los que se intenta que su actuación sea útil y que no “les pase factura a ellos”.
Este programa funciona en Fuenlabrada desde hace casi tres años y cuenta con 18 voluntarios, aunque el objetivo es llegar a 20 personas.
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