Se estima que en nuestro país más de dos tercios del aceite de cocina usado se tira por el fregadero. Casi 200 millones de litros que acaban en las alcantarillas, provocando atascos en tuberías y generando gran trabajo para las plantas de tratamiento de aguas. Y es que si llega a los ríos, el perjuicio para el ecosistema puede ser irreparable ya que un litro de este aceite puede contaminar mil de agua. El remedio para evitar todo ello pasa por el reciclaje, una práctica sencilla que tiene múltiples beneficios pero, por desgracia, aún no está muy extendida.
Por cada litro de aceite de cocina usado se puede lograr un litro de un biocombustible para motores diésel. Así se evita contaminar la naturaleza y también se crea una alternativa para reducir el uso de los combustibles fósiles. Además, el aceite usado tiene otras muchas salidas. La industria química, la cosmética o la farmacéutica elaboraran con él una gran variedad de productos como barnices, detergentes, lubricantes, o pinturas. Un sistema de reciclado que no es nuevo, ya que antiguamente se usaba en las casas para hacer jabón.
Lo cierto es que en los últimos tiempos diferentes ayuntamientos de toda España han puesto en marcha un sistema de reciclaje acompañado de campañas de concienciación ciudadana. En mucho casos no es necesario ni siquiera desplazarse hasta un punto limpio, ya que hay dispuestos contenedores específicos por la ciudad. Y el proceso es sencillo. Únicamente hay que colocar un pequeño embudo en una botella de plástico donde vamos depositando el aceite usado en casa.
Una vez llena, la cerramos con un tapón y la depositamos en el lugar específico. Los expertos consideran que estamos en el buen camino, pero que aún queda mucho camino por recorrer. Y es que aún son muchos los ciudadanos que no reciclan el aceite doméstico.
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