José Manuel Amago tiene 58 años y lleva 33 trabajando en Casbega Coca Cola. Ni en sus peores sueños se había figurado lo que está pasando, porque “la fábrica iba bien”. Ahora se plantea qué será de su vida y su familia. Dos hijos, uno en paro, y una mujer que no trabaja, completan un panorama desalentador.
Por eso a José Manuel le puede por las noches la ansiedad, el desasosiego y no es capaz de parar en casa. Prefiere pasar las noches en su coche, junto a sus compañeros.
Félix González, como José Manuel, es uno de los que están pernoctando en una de las tres tiendas de campaña instaladas desde hace una semana. “Nos turnamos”, reconoce, pero las noches son tremendas.
A sus 50 años y con 30 trabajando en la empresa, Félix, no quiere mirar más allá. Prefiere vivir el día a día y pensar que lo que están haciendo va a dar sus frutos. Luego ya se verá.
La solidaridad vecinal se empieza a notar y ya hay quien les ha llevado una caja de leche y otros alimentos. De momento, por las noches no falta lumbre, para calentarse y para hacer una parrillada, unas migas o un reparador caldo. La acampada continúa mientras el conflicto no se resuelva.
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