La lluvia no hacía presagiar una mañana muy taurina, pero cada uno esperaba el chupinazo como podía, con más o menos arte. El segundo encierro de las fiestas 2010 estuvo algo ralentizado por el agua, pero fue muy similar al inaugural, con el tercer astado devuelto al corral. Las dos primeras reses tardaron varios minutos en superar la primera parte del recorrido, plagado de capotes y peñistas que disfrutaron con sus embestidas, pero cuando se decidieron, llegaron al coso de un tirón. Especialmente reseñable la espectacular carrera de un mozo con el primer toro de la mañana. Para el recuerdo queda el temple con el que siempre midió la distancia y los detalles como no perder nunca de vista al astado, y a la vez, guardar el sitio con el resto de corredores. Lo dicho, para enmarcar, y para que los que se apoyan en el lomo de los animales tomen nota.
Y si la lluvia marcaba el segundo encierro, lo que hubo en la corrida del día anterior fue una verdadera lluvia de trofeos, con nueve orejas y dos rabos. La plaza fuenlabreña registró casi lleno para ver a los dos locales “El Fundi” y César Jiménez y al ya asentado Miguel Tendero ante unos astados bien presentados de Ramón Carreño.
José Pedro Prados abrió plaza con una buena faena de muleta, que le valió dos orejas. En su segundo todos los tercios fueron redondos, y sumó a su zurrón dos orejas más y un rabo bastante generoso. César Jiménez se pegó un verdadero arrimón no exento de estilo con su primero, que se rajó antes de tiempo y sólo sirvió para apuntarse un apéndice. El segundo de su lote, pasaportado con una gran estocada, permitió que el fuenlabreño hiciera pleno y se apuntara el segundo rabo de la tarde. Finalmente Miguel Tendero tiró de temple y buena estocada en el tercero para arrancarle dos orejas. Menos suerte tuvo con el último de la tarde, muy blando y casi inválido para gran parte del público, que sumado a los tres intentos con la suerte suprema provocaron que el festejo se cerrara con silencio
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