Su última fuente fue inaugurada hace apenas un mes. Se llama “Líquidas Convergencias” y es la penúltima adquisición de una ciudad en la que estas esculturas urbanas ganan un especial protagonismo.
No en vano debe su nombre a una fuente natural que servía en sus tierras para aliviar la sed de los pastores. Cerca de aquella fuente, labrada en piedra hace siglos, se levantó la villa de Fuente Labrada, hoy Fuenlabrada, la ciudad de las fuentes.
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