“No quiero rendirme”, son las primeras palabras de Mari Mar. Ha vivido muchas trabas, muchas desilusiones, pero sigue luchando para modificar la Ley del Menor para que si vuelve a suceder un caso como el de su hija, los responsables paguen con justicia por lo que hicieron.
Mari Mar confiesa que ha pasado diez años muy malos y que no ha conseguido ni conseguirá superar lo sucedido, pero insiste que le reconforta haber ayudado y asesorado a otras víctimas y servir de apoyo para muchas personas.
¿Y qué haría si los viera? Pues no lo sabe, porque Mari Mar asegura que la mayoría de los responsables, entonces menores de edad, ahora están en la calle y siguen delinquiendo. Con el agravante de que viven a pocos kilómetros de la familia de Sandra.
Fue la mañana del 17 de mayo de 2003, cuando un camionero encontró el cuerpo carbonizado de Sandra en una cuneta junto a la empresa de rótulos Fraile en el término municipal de Leganés. Horas antes, Sandra fue obligada por cuatro jóvenes a subirse a su coche para trasladarla a un descampado donde la violaron y atropellaron hasta siete veces, la rociaron con gasolina y la quemaron.
Tras el dolor del primer momento, la indignación se apoderó de la familia y esa rabia se extendió por Getafe, Madrid y España. 40 días después del crimen, los implicados fueron detenidos. Los detenidos fueron "El Malaguita" único mayor de edad, el Ramón y el "Ramoncín", que tenían 17 años y también participó en el crimen El Rafita, que contaba con 14 años. La madre de Sandra pedía entonces la máxima dureza para los autores.
Esa lucha por cambiar la ley del menor, ha sido el motor que ha movido a María del mar durante este tiempo. Hace 10 años, ya lo tenía muy claro. Luego llegaron los juicios en los que la familia pudo enfrentarse a los asesinos de su hija pero también sufrir escuchando la reconstrucción de los hechos.
Finalmente el Malaguita" fue condenado a 64 años de prisión por tres delitos de violación y uno de asesinato con los agravantes de alevosía y ensañamiento. Los menores también fueron condenados, pero con penas mucho más ligeras.
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