Cada historia es diferente. Sería miserable decir que a Luis, a María, a Rubén, a Pedro,…les ha pasado lo mismo. Cada desahuciado tiene su propio drama, su tragedia particular. Pero todos tienen un denominador común: no pudieron pagar la hipoteca que firmaron y perdieron su casa. Es una de las caras más amargas de la crisis económica, la consecuencia más dura del drama del desempleo en un país que tiene 4.700.000 parados. Rubén vino de Perú con su mujer y sus dos hijos en busca de un sueño mejor. Ahora lo ha perdido todo.
Los desahucios tienen consecuencias dramáticas y dejan a las claras las miserias de nuestra sociedad. En un país donde hay más de tres millones de pisos vacíos, se permite que cada día se eche a la calle a más de 150 familias. Personas que no pierden únicamente su casa y todo el dinero que hasta ahora habían pagado. La tragedia es que se quedan en la calle, sin nada, y con una deuda de por vida con el banco, debido a una ley hipotecaria que los poderes públicos se niegan a cambiar. María, uno de los miembros más activos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, era desahuciada hace unos días.
Decenas de colectivos sociales, entre ellos la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, recogen estos días firmas para lograr un cambio en la ley hipotecaria ante el inmovilismo de los políticos. Su principal objetivo se centra en lograr la llamada dación en pago. Es decir, que cuando el banco se queda con una casa, la deuda con éste quede totalmente resarcida. Y es que, actualmente, España cuenta con una de las leyes más duras del mundo. Los afectados suelen quedar con una deuda de por vida ya que cuando la entidad bancaria recupera la vivienda lo hace a un precio de tasación mucho menor al del precio original. Es decir, se queda con un bien que supuestamente vale ahora mucho menos de lo costaba antes y exige al deudor toda la diferencia. En definitiva, los afectados estarán condenados hasta el final de sus días a pagar aquello que, aunque nadie lo comprenda, deben todavía.
Los miles de desalojos que se producen cada mes en España han abierto un gran debate en la sociedad. ¿Es ético mantener una ley hipotecaria que destroza la vida a tantas familias? ¿Cómo puede permitirse que, habiendo millones de pisos vacíos, haya seres humanos viviendo a ras de cielo en España? ¿Hacen lo suficiente las administraciones públicas por evitar tantos dramas? ¿Son insuficientes las viviendas sociales que existen actualmente? Mientras damos vueltas a todo ello, en estos momentos miles de familias pasan sus últimas horas en la que hasta ahora ha sido su casa sin que nada cambie.
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