Hoy nuestro profesor de Lengua particular, Alfredo Tarazaga, nos trae ejemplos de los usos del “matrimonio” entre las palabras “por” y “que” en sus diferentes combinaciones. Y empezamos con “porque”, una explicativa “de las de toda la vida”, que sirve para dar las razones de nuestra actuación: “Lo hice porque me apetecía”.
Otra posibilidad es la de añadir una tilde, “porqué”. Esto no es ni más ni menos que un sustantivo, y tenemos dos pistas para identificarlo: es sustantivo cuando lleva un artículo o posesivo delante (“explicó el porqué de su actuación”) y siempre se puede sustituir por sinónimos como “razón” o “motivo” (“explicó el motivo de su actuación”).
Además tenemos otra opción, “por que”, que es la unión entre una preposición y una relativa, y siempre se puede poner un artículo entre medias. Es decir, “es la puerta por que salen los jugadores” o “es la puerta por la que salen los jugadores”. Y la última, “por qué”, es mucho más utilizada y denota una pregunta, una interrogación, aunque no siempre tiene que ir entre interrogaciones: “se preguntó por qué tenían que ir a la fiesta”.
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