Álvarez aconseja abordar el tema con naturalidad y sobre todo tener en cuenta la edad del hijo. Si se trata de preguntas propias de un niño de corta edad, que está descubriendo todo su entorno y al que le llama atención el hermanito que lleva su madre en la tripa, tal vez, sea aconsejable utilizar metáforas. Pero si tenemos que hablar con un preadolescente o adolescente hay que poner las cartas sobre la mesa y hablar con naturalidad.
Recuerda que el sexo es una parte más de la persona y como tal tenemos que abordarlo y transmitirlo, aunque reconoce que, a veces, pesan ideas preconcebidas, miedos o incluso perjuicios que puedan tener los padres.
Comentarios