En 1998 un grupo de chicos pintó de color morado el local donde realizaban un taller organizado por el denominado Servicio de educación de calle, lo que luego sería el motor del Plan Municipal de Prevención, vigente desde 2006.
En los primeros momentos, en el local de la calle Libertad y, desde hace un año, en las nuevas instalaciones de la antigua residencia de la plaza de Las Monjas, este espacio socioeducativo es un referente para los chavales que se encuentran en situación de riesgo y sus familias.
Más de medio millar de menores participan a lo largo del año en las actividades y talleres que se organizan en La Morada, en los tres institutos públicos y la escuela de Formación Profesional o en las pistas deportivas del municipio, a través de las propuestas que los responsables de Prevención denominan “En medio abierto”, y con las que tratan de minimizar los riesgos a los que están expuestos los jóvenes.
Los educadores sociales y los monitores de tiempo libre que trabajan en contacto con los menores, cuentan con el apoyo de las familias y de los centros educativos, en los que se imparten charlas sobre prevención, están presentes en los recreos o atienden de forma individual aquellos casos que precisan una intervención más personalizada.
La concejala de Acción Social, Mujer y Familia, Josefina Nieto, ha destacado el valor de la Morada.
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