Prácticamente desnudo, ataviado únicamente con un pijama abierto por detrás y con gorro y patucos. Es el uniforme de todo paciente antes de someterse a una operación quirúrgica.
La vestimenta, la sensación de sentirse observado y el hecho de compartir sala hace que, en alguna ocasión pueda sentir vulnerada su intimidad. El equipo de auxiliares de enfermería de la Unidad de Reanimación del Hospital de Fuenlabrada se dio cuenta de esta situación y quiso hacer una encuesta a sus pacientes para ver en qué medida podía mejorar este protocolo.
Sin embargo, los propios enfermos dieron una nota más que sobresaliente a la atención que recibían y descubrieron que detalles como, cubrir al paciente con una bata, tapar la abertura del pijama con una manta, colocar biombos en las camas y, sobretodo, mucha educación, hacían que el enfermero se sintiera menos incómodo de lo que inicialmente pensaban,
Dos de las auxiliares que llevaron a cabo el estudio, Fermina Valero e Isi Castillo, trasladaron esta iniciativa al Congreso Nacional de Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería, en Teruel. Donde recibieron el primer premio a este tener en cuenta las necesidades del paciente en un momento de vulnerabilidad,
El éxito de esta predisposición ha hecho que el equipo de Auxiliares de ENFErmería de Reanimación de Fuenlabrada haya sido invitado a otros simposios similares y en los próximos meses viajarán a Almería para compartir su experiencia.
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